viernes, septiembre 13, 2013

A orillas del río Piedra....



El seguía sin prestar atención a lo que yo le decía, de repente entendí  aquel silencio ¿ de que podía hablar con una mujer que nunca se había aventurado por el mundo? Que interés podía tener estar a lado  de alguien que temía a lo desconocido?  ¿Que prefería un empleo seguro  y un matrimonio convencional?   Yo- Pobre de mi! – Hablaba de los mismo amigos de la infancia de los mismos recuerdos  polvorientos  de un pueblo insignificante –era mi único tema- Yo podía ser de provincia, sin grandes historias que contar, sin el brillo y la presencia de las mujeres de ciudad. Pero la vida de provincia, aunque no haga a la mujer mas elegante o mejor preparada le enseña a escuchar su corazón a entender sus instintos – para mi sorpresa, el instinto me decía que el estaba siendo sincero-   (La dama del amanecer)

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