De pronto reapareció convertido en
fantasma de mis nostalgias, fueron las primeras auras de la sensatez, cuando
empecé a sentir que algo irreparable
había ocurrido -siempre que oía tronar antes de la lluvia era la herida
incurable del trueno solitario pedregoso y puntual que retumbaba todos los días
del verano en la costa-….. Mientras que los recuerdos nuevos se confundían en
la memoria, se volvieron tan vividos que parecían de ayer con la nitidez
perversa de la melancolía. Sin embargo
tuve bastante serenidad para darme cuenta que no eran recuerdos de amor,
ni de arrepentimiento, sino la imagen de un SIN SABOR. Entonces le pase una esponja sin lágrimas por
encima de los recuerdos que tenia de él. Los borre por completo y en el espacio
que él ocupaba, deje florecer un jardín de rosas y lo único que me permití fue un ultimo suspiro mas
hondo que de costumbre “la partida ha llegado a su fin”
(La dama del amanecer, Esquirlas de melancolia)
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