Siempre
quise que la angustia fuera agua; que todo el dolor que produce la
falta de oxígeno en la alegría, en vez de convertirse en desesperanza,
formara pequeñas gotas para sí poder dar nombre y tamaño, a ese dolor
que alicata las paredes del estómago cuando sabes que ya no hay marcha
atrás. Siempre soñé, que la alquimia de la esperanza, transformara este
miedo en gotas de sudor, que al resbalar por mi frente diluyera esta
angustica que ya me ha ejecutado...
Y ahora que sé que mi final se acerca, quisiera que se evaporara este
mal que tiene mi libertad secuestrada, que se evaporara con el calor de
un abrazo o con el lienzo de un te quiero. Esa libertad que siempre me
dió "besos de usted" y que nunca me prometió amor eterno.
La libertad es un estado pasajero del alma, y todos morimos un poco cada día...
Txus Di Fellatio (El Príncipe de la Dulce Pena )
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