martes, julio 02, 2013

no se puede extrañar lo que nunca se ha tenido

Algunas tardes ebria de insomnios me daba por caminar a la orilla del mar y filosofar sobre su paradero, mis pensamientos rebotando de un lado para otro formando círculos incoherentes por lo tanto no había posibilidad de que uno se estancase, a ratos crujía los dedos de ansiedad hasta esperar la noche para cuando la luna surcaba el cielo mi mente se encontraba agotada y con la piel fría, soltaba un suspiro parecido a un te extraño o algo similar pero claro era una locura “no se puede extrañar lo que nunca se ha tenido”

(La dama del amanecer)


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